Yo no había notado en qué momento podría haber llegado tanta gente, pues era obvio que nosotros somos silenciosos y que nuestra sutileza al movernos es obvia pero eran demasiados, pude reconocer algunas caras, pero sin embargo eran más las desconocidas, allí vi hasta aquel viejo ‘’amigo’’ nuestro, Alistair. Vi hasta aquella cara que al principio causo un escalofrío pero luego recordé que no era malo como solía serlo a la luz de mis recuerdos, era Corin, solía integrar la guardia de los Volturis, pero mi esposo me había informado en una charla de modo casual que ya no formaba parte de ellos pues se había cansado de ver gente sufrir y que los últimos fuimos nosotros. El tenia un don parecido al de Jazz, pero mil veces más fuerte, pues con Jasper tu podías intentar rechazar el aura, aunque finalmente terminara por apoderarse de ti el sentimiento que él quisiera, pero con Corin era distinto, el simplemente así que actuara su don, y este actuaba sin que pudieras intentar resistirte, pues este ni siquiera podrías notarlo, era demasiado sutil.
Pude ver a Amun, Kebi y aun mas importante a Benjamin y a Tia. Por lo que supuse que Emmet y Rosalie habían vuelto antes. Pero eran incalculables el número de vampiros que se encontraban simplemente en la sala de mi casa. Éramos por lo menos cuarenta, eso obviamente sin contar a los lobos que ya no se encontraban presentes. Me dispuse a saludar a cada uno, sabiendo que con solo oír sus nombres una vez sería suficiente para recordarlos así no estuviera de ánimo para pensar mucho. Pero me alegre y me llene de exaltación pues sabía que todas esas personas sabían la verdad y estarían ahí conmigo para defender a mi familia, solo esperaba que no muriésemos todos y tener que saber que ellos morían allí porque nosotros se lo pedíamos.
Abrace fuertemente a los Egipcios, menos a Amun, pues hasta Kebi se mostraba algo más solidaria que de costumbre. Alistair no fue la excepción a aquella sala llena de compasión, me tomo entre sus brazos con un abrazo tan sincero que llegue a pensar si los vampiros podrían sufrir trastornos psicológicos fuertes, pero yo sabía que si. El solo dijo:
-siento no haberme quedado la ultima vez, pero estoy aquí ahora para compensarlo, siempre he sabido quienes son los Volturi y su verdadera intención en nuestro mundo, y por lo mismo mas que respeto les guardo un profundo miedo, pero después de la última vez que estuve aquí, ustedes no solo me abrieron los ojos sino que además me mostraron caminos para salir de esta dictadura, y a pesar de que los abandone no me juzgaron por eso me siento en el deber de estar presento ahora sea cual sea el futuro que nos espere.
Lo que Alistair me dijo no solo me sorprendió sino que además me conmovió, o abrace aun más fuerte y le agradecía lo que hacía por mí y por todo ese grupo de gente que yo quería con locura pues eran personas maravillosas.
Ambos rumanos saludaron con su peculiar forma de hablar tan despectivamente de los Volturi que hasta yo podría pedirles que disimularan un poco, aunque ese no fuera el caso. Se dirigieron con bastante efusividad a Ness, cosa que me tomo por sorpresa (como raro, me tomaba todo por sorpresa últimamente…a decir verdad en los últimos siete años todo me sorprendía y a la vez todo dejaba de sorprenderme, era raro y confuso por lo cual no sé si sabría explicarme bien), aunque no fue demasiado cariñosos el abrazo, por lo menos ya no los mataba del susto el simple hecho de ver a Renesmee.
Yo les agradecí el apoyo y tanta ayuda, éramos por lo menos unos cuarenta vampiros, sin contar los que faltaban de los Cullen y los que se suponía ellos traerían, pero no podría ponerme a contar en ese instante, simplemente agradecí y salude mientras me disculpaba por las molestias que todos deberían de haberse tomado y la ‘’molestia’’ que representaría entregar sus vidas por desconocidos, aunque todos los presentes clamaban saber de nosotros, de nuestra maravillosa historia y decían saber que nosotros teníamos la razón. Además todos dejaron en claro que se interpondrían, pelearían y si era necesario morirían por defender esta causa, cosa que me sorprendió, pero me hizo sentir algo culpable.
Obviamente no iba a disculparme diciendo que quería dormir, pero si dije que quería ir a revisar como estaban los lobos. Me preocupaba de sobremanera saber que las novias de los lobos ya llevaban más de una semana separadas por completo de sus familias, ellas no debían ser expuestas aun mas, pues eran humanas, y los Volturi podrían simplemente tomarla contra ellas por estar con nosotros, además ellas no vivían solas, y todos empezaban a preocuparse en la reserva pues era obvio que esta escena se veía demasiado rara. Cuando llegue a la cabaña de los lobos solo encontré un silencio profundo, todos ya estaban dormidos, y se podía percibir el cansancio de todos en el ambiente, ya que la tensión hacia que todos se deterioraran.
Por lo tanto decidí volver a la casa, y apenas entre vi la cara de Edward de ansiedad, le hice una seña casi imperceptible con mi cara que le indicara que no sucedía nada, que pues como estaban dormidos no me pareció apropiado despertarlos, todos llevaban demasiado sin descansar. Por fortuna al estar tantos aquí me di cuenta de que en realidad no estábamos solos, enseguida logre perceptir el aura que rodeaba todos; era de tranquilidad y mucha esperanza, por lo visto tanta compañía hacia que todos notáramos lo mismo que yo, y ya que nos mostrábamos tan optimistas yo fui la primera en tocar un tema que me pareció imposible de seguir posponiendo.
-creo que deberíamos tocar un tema importante ya que estamos todos reunidos; para empezar les repito mi agradecimiento por su presencia, creo que todos saben que en cualquier momento pueden cambiar de opinión e irse sin sentirse culpables y mucho menos lleguen a pensar que nosotros podríamos guardarles algún rencor, por el contrario los entenderíamos y les agradecemos infinitamente su presencia. Siento en el alma tener que ponerlos en esta posición, no les voy a ocultar algo que todos sabemos, la guerra que se avecina no es ningún chiste y podemos perder a muchos de nosotros, es una guerra mortal y por lo tanto el tema que me parece indispensable tratar ahora mismo es: el entrenamiento. Es de nuestro conocimiento que hay varios de nosotros que poseen más habilidades o experiencia que otros y me gustaría que estos nos ayudaran a los más inexpertos en el tema a perfeccionar nuestras habilidades de pelea. Es indispensable, Alice no ha podido tener muchas visiones al respecto, solo sabe que la dichosa guerra será en alrededor de dos meses. Me gustaría saber que piensa cada uno.
La primera en hablar fue Sophia, cosa que no me esperaba.
- Yo tengo experiencia en pelea, pues como ya la mayoría saben yo solía hacer parte de la guardia Volturi, ellos han intentado mantener escondido el tema del entrenamiento de sus guerreros, pero es obvio que por muchas deserciones se ha sabido. Yo puedo enseñares tácticas de defensa y ataque especiales para ellos, pues no creo que se esperen semejante multitud y menos que sepan con anticipación todas las tácticas que ellos poseen. Me doy cuenta que no soy la única ex Volturi en la sala, por lo tanto creo que aquellos con ese pasado podrían ayudarme con la instrucción y contribuir demasiado.
Yo pude notar que en ese instante habían mas Volturis de lo que creía, pues bastantes de ellos asintieron con sus cabezas en una sincronización perfecta; eso me indico que si habían pertenecido a aquella guardia oscura, y no solo el asentimiento, sino la sincronización, pues como yo ya había visto, ellos parecían casi una flor que empezaba a abrirse cada vez que caminaban juntos.
-gracias Sophia, serán todos de indispensable ayuda.
-yo puedo entrenarlos, yo solía ser parte de un ejército de vampiros y tengo bastantes conocimientos sobre neófitos.- dijo Jasper entrando por la puerta, con Alice cogida de la mano, y Carlisle pisándoles los talones. Los abrace y bese efusivamente a todos, me hacían demasiada falta, eran mi familia y dejar de verlos así fuera por pocos días era literalmente doloroso, y aun mas en estas condiciones.
-neofitos? Porque neofitos? –pregunto Edward sorprendiéndonos a todos los vampiros de la sala que no habíamos notado lo que se escondía detrás del comentario casual de mi cuñado que entraba a casa después de un largo viaje.
-Alice ha logrado tener algunas visiones, pero preferimos no comunicárselo antes pues no estábamos tranquilos con la seguridad de las comunicaciones. Quizás es por la cantidad de lobos que hay que Al no haya podido tener muchas visiones antes, pero estando fuera pudo ver varias cosas, sobre todo que los Volturi están reclutando demasiados vampiros, saben que la guerra será fuerte, pero tenemos un punto a nuestro favor, y es que confían que no acudiremos a nadie, ya que Carlisle sabe que lo más probable es que nuestro bando pierda y… bueno que si somos nosotros los afectados, el no querrá involucrar a nadie más. Saben que no cuentan con el factor sorpresa gracias a Alice, pero milagrosamente, nosotros sí.
-como es eso que un ejército de vampiros? Como lo que intento hacer Victoria?-inquirió Esme con la intranquilidad plasmada en su voz.
-mas o menos, pero la diferencia es que los Volturis los escogen según sus poderes y lo útiles que les puedan ser, no personas al azar, además los entrenan y capacitan de forma absurda, lo cual no nos deja mucho tiempo para que empecemos nosotros a hacer lo mismo, desde la parte física los que no tienen mayores dones, y los que si tenemos tendrá que ser casi doble el trabajo pues no nos podemos confiar en la parte física.
-como así que hacer lo mismo? Esperas que convirtamos a un humano para acabar con ellos? Eso me parece absurdo, eso es…-Carlisle dejo la frase a la mitad, y miro a su hijo con recelo, como si no creyera lo que oía y no le daba crédito a las palabras que salían de la boca de Jasper.
-no Carlisle, yo no estaba pensando en reclutar humanos para luego convertirlos y entrenarlos, eso sería lo más cruel, y sabes que para mí no tiene sentido condenar a nadie a esta vida, sobre todo por mi pasado, como comprenderás, pero a lo que si me refiero es que es completamente necesario convertirnos en un ejército vampiro que por supuesto sea prácticamente invencible, y si seguimos dejando pasar el tiempo es como si pusiéramos todas y cada una de nuestras cabezas en una bandeja de plata para que los Volturis se la merienden de una sola sentada.- inquirió Jazz, por lo visto le había molestado un poco que hasta Carlisle, como todos nosotros, hubiéramos pensado eso de él, ya que nuestros rostros no disimulaban que habíamos dejado llevar nuestras mentes al mismo lugar que mi suegro. Me dolió ver el sufrimiento en su cara, pues esta reflejaba la incredulidad de la falta de fe de su familia hacia su cordura. Todos queríamos salvar a nuestra familia y amigos, pero para Jazz, gracias a su pasado, eso era una idea inconcebible; sobre todo cuando todavía algunas veces le costaba hasta creer todo lo que yo había logrado en cinco años.
-lo siento hijo, ninguno pretendió pensar mal de ti; es solo que esa fue la primera interpretación de tu comentario, pero tienes razón al decir que sería estúpido seguir esperando, y más si ya estamos todos reunidos.
- sí, pero esperen, yo tuve una sensación algo extraña todo el trayecto de vuelta y además en algunos momentos mientras esta semana que estuvimos fuera. Sentí como si nos estuvieran vigilando o siguiendo. Ya sé que lo más posible es que la guardia este aquí, pero en ese caso lo más lógico sería no salir si no estamos todos juntos, y si necesitamos ir de caza o algo por el estilo, lo más conveniente sería ir en grupos grandes, por si en algún momento determinado llegáramos a necesitar ayuda.- dijo Alice con demasiada efusividad, como si intentara inculcarnos la seguridad que a todos se nos notaba en la cara que nos hacía falta, pero yo la conocía demasiado bien, y pude darme cuenta que ella también tenía miedo, y eso solo quería decir que sus visiones no eran favorables. Yo no pensaba que nos estuviera justamente viéndonos morir a todos sin salida alguna, pero sí que no quedaríamos muy bien parados, y no muchos saldríamos ilesos, ese en el caso de ganar, pues en caso de perder. No quise terminar aquella frase en mi mente, ya que mi esposo volteo a mirarme con los ojos completamente abiertos como platos y me abrazo de par en par, y en ese instante recordé que mi mente había dejado de ser solo mía, ya que parte de mi entrenamiento era mantener el escudo fuera de mi, y ya casi ni lo recordaba porque se había convertido en algo prácticamente fácil. Pero al ver la agonía de sus ojos, entendí que el también estaba preocupada y que mi pensamiento solo lo había hecho empeorar. Gracias a dios Ness se había ido a dormir, porque si estuviera frente a mí, hubiera terminado llorando en sollozos incontenibles, pues ver a su padre o a cualquiera de nosotros así, le partía el alma y el corazón en mil pedazos.
Yo simplemente le dirigí un pensamiento a mi esposo, diciéndole que no tendría que preocuparse, pues todo saldría perfecto, porque me parecía estúpido que los Volturi no habían caído en cuenta de que yo era quien detenía todos sus poderes. Y que conmigo en medio, ellos tendrían que luchar sin ningún extra, solo sus fuerzas vampíricas. Pero en ese instante vino a mi mente como se suponía que ellos iban a raptar a mi hija para destrozarnos a todos, y con que yo la perdiera a ella estaría completamente devastada que no podría responder a ningún ataque. Por lo tanto, yo estaba equivocada, ellos si habían pensado en eso, pero lo que nunca tuvieron en cuenta era que si yo estaba mal por mi hija, y todos nosotros igual, nosotros quizás podríamos darle la vuelta a la carta y luchar mil veces mejor que ellos por el simple hecho de pelear por Renesmee, pues ella seria nuestro motor. Pero claro, ellos jamás lo imaginarían o se les pasaría por la cabeza, ya que ellos nunca habrían de sentir amor en su vida, ni siquiera por sus esposas. De un momento a otro me encontré fuera de la casa, y no entendí porque. Edward me había sacado para plantarme un beso que muy seguramente se vería como inapropiado en frente de todos los invitados, y por el cual Emmet podría desportillarse de la risa con sus chistes de tono muy subido. Cuando lo mire a los ojos, vi que no solo quería, sino que necesitaba hablar conmigo.
- Porque andas tan pesimista esta noche? Yo no dejare que te ocurra nada, ni a ti ni a ninguno.
- No es pesimismo, es solo que tengo que considerar todas las opciones, y lo que pasa es que como no sueles estar en mi cabeza, no estás acostumbrado a lo suspicaz y escéptica que soy. –dije mientras lo acercaba del pelo de nuevo a mi cara para darle otro beso, pero este fue mucho más tierno, pero más duradero, ya que ninguno de los dos necesitaba recesos para respirar, aunque estuve segura de que no aguantaría mucho tiempo, y tal como lo había pensado, en menos de 10 segundos Edward tuvo que sujetarme en sus brazos para que yo no cayera al piso, pues había perdido el equilibrio…tal como solía hacerlo en mis días humanos que se veían tan lejanos ya.
- He de contenerme de besarte de nuevo en estos meses, ya que si llegas a perder el equilibrio con solo un beso, no me imagino cómo será en la batalla. –yo por supuesto lo mire con cara de pocos amigos, ante la idea que planto en mi cabeza de no volver a besarme. El se rio ante mi gesto y me tomo de la cintura de la manera más tierna, sutil, leve y delicada posible, pero sin embrago haciéndome entender que yo solo le pertenecía a él, aunque eso ya lo supiera. Me beso de nuevo, un beso demasiado dulce como para no afectar mi cordura, y yo sentía que me derretía mientras su aliento pasaba por mi garganta y hacia que se me olvidara el mundo y cada uno de nuestros problemas, inclusive una amenaza de muerte casi tan segura como mi amor por él. Le manifesté entre pensamientos que me daba demasiada lástima que aquella cabaña estuviera ocupada, y tuve la tentación de decirle que nos fuéramos a nuestra casita, pero sabía que nuestro deber era estar con todos y empezar a entrenarnos para estar en condiciones para la batalla, así que le di un último beso fugaz, lo tome de la mano, mientras que con la otra le acariciaba las líneas de la cara bajando por su nariz y volviendo a su mejilla, y hale de él para que entráramos de nuevo a la casa, mientras Alice me dirigía miradas picaras y Rose le propinaba un par de codazos a Emmet para que disimulara las carcajadas pronunciadas que emitían cada vez que nos miraba a Edward o a mí.
En ese instante decidí que porque esperar hasta el otro día para empezar con aquellos anhelados entrenamientos, si eso era simplemente perder tiempo, y no era como si alguno de nosotros estuviera cansado o tuviera sueño por obvias razones, así que decidí proponer empezar a partir de ese mismo instante, y todos parecieron estar de acuerdo, así que salimos a el patio trasero de la casa, que tenia acres y acres de solo tierra llena de arboles únicamente.
Cuando salimos, Jasper fue el primero en pronunciar alguna palabra, para todos quiero decir, ya que entre cuchicheos que obviamente todos podían oír aunque nadie prestara atención, todos iban hablando de las estadísticas de muerte, si toda estaba a nuestro favor o en contra, que podría llegar a pasar en caso de que muriéramos todos. Eso me puso los pelos de punta y Edward solo intento inculcarme valor con unas caricias en el brazo y un delicioso beso con aquel exquisito aroma en mi cabeza.
-bueno, la última vez que los Volturis y nosotros tuvimos… un ‘’encuentro’’, fui yo uno de los que ayudo a entrenar, si quieren les puedo enseñar algunas tácticas de pelea, pero pues ya algunos las saben.
-eso estaría bien, no todos tuvimos clases-dijo Sophia bromeando. Pero era obvio que solo lo hacía por romper el hielo y calmar un poco el ambiente tensionarte, así que todos reímos y mi cuadro llamo a Emmet para que lo ayudara.
-el es el ejemplo más claro de cómo podría atacar un neófito, una fuerza brutal, pero siempre llevado por el instinto de pelea directa. Aunque hayas mejorado hermanito, sigues dejándote llevar un poco por tus deseos de pelea y ego.- todos reímos, hasta Em, que al principio intento poner cara de pocos amigos, pero las risas de todos no permitieron que el dejara de esbozar una espectacular sonrisa y luego una carcajada gutural. Yo ya sabía todo aquello sobre esas clases, sobre todo porque yo misma le había rogado a mi esposo que me permitiera tomar algunas ‘’clases’’ de pelea, aunque él se opusiera al principio. Me gustaba sentir que por lo menos estaba algo más preparada de lo que los Volturis estaban informados, y por pura satisfacción personal, cosa que a Edward le causo mucha gracia, no desde luego sin el comentario sobre protector pero más tierno de la historia, ese de <
-no tienes por qué hacerlo amor. Puedes tener toda la privacidad que desees, tu ya tienes muy bien controlado ese escudo, y no tienes razón para sentirte incomoda, yo lo entendería completamente- y me dio un beso tierno, dulce y tristemente fugaz en los labios.
-no, no es que no me sienta cómoda, o que no te tenga confianza, es solo que pues todos están acostumbrados a que les leas la mente, pero para mí es solo algo nuevo, eso es todo.- dije en modo de disculpa, pues vi que le dolía que yo pensara eso.
-Bella, lo digo enserio; además, no es que piense que desconfías de mí, yo solo quiero que seas feliz, y estarás mas tranquila si dejas el escudo, por lo menos un rato. –me dijo todo esto con esa media sonrisa que me mataba y me hacia delirar. En realidad era el ser mas considerado de la tierra, y aun así, nunca hubiera preferido que no leyera mis pensamientos, pero agradecía su comprensión, pues para empezar ya estaba algo cansada y además aun no me acostumbraba a que mis pensamientos no fueran solo míos. El solo volvió a sonreír y allí yo solté mi escudo y lo deje que retornara a su forma original, cubriendo todos mis pensamientos y protegiendo mi mente. Me acurruque en su regazo mientras con una parte de mi mente analizaba el entrenamiento y las peleas, en las cuales los más de cuarenta vampiros y en aumento se iban turnando para disfrutar de eso que notablemente hacia parte de su instinto…o de nuestro instinto mejor dicho, y con la otra parte de mi mente, empezar pensar que podía suceder y en que cambiaria una guerra, porque honestamente me parecía imposible que si se desataba una guerra, todo nuestro bando llegara a salvarse y aun mas, salir completamente ilesos todos, por lo cual empecé a contemplar mis posibilidades, que podría pasar después de eso…que sucedería si no llegaba nadie a salvar nuestras vidas como la ultima vez, ahora nadie escaparía y llegaría con una sorpresa que nos salvara a todos el pellejo, y tampoco ocurriría que cayera un meteorito del cielo y les atinara a todos los Volturi en la cabeza y muchísimo menos que lograra dejarles ese meteorito algo más que una raspadura que en cuestión de segundos desaparecería.
Además tampoco fui capaz de contemplar la idea de pensar que podrían llegar a raptar a Renesmee, pues era cierto que debilitarían a los más fuertes de nuestro lado, y no solo familia, sino también amigos como los de Denali, o el aquelarre amazónico. Sobre todo porque yo no podría concebir esa perspectiva de ver a mi hija con los ojos rojos y llena de odio y sangre humana, o porque le hicieran daño. Allí agradecí que mis pensamientos fueran solo míos, ya que comprendí que si mi esposo hubiera contemplado mis pensamientos estaría llorando a sollozas incontenibles, no por supuesto de forma literal, pero si hubiera podido correr a Volterra a eliminar a cada uno de la guardia y con un apellido Volturi, con sus propias manos.
Pero tenía que aprender a contemplar la idea de que ellos no tendrían ningún reparo en acabar con todos nosotros, y no es que no lo supiera, pero yo seguía suponiendo desde la parte más noble e ilusa de mi alma, que quizás ellos podrían arrepentirse y dejarnos ir, pero la realidad era otra y eso no sucedería ni en un millón de años luz. Ellos eran aun peores que el diablo en persona representado en todas sus formas, y el descaro con el cual siempre supimos que se vengarían era increíble, pero lo más increíble de todo era ese deleite con el que sabíamos atacarían. Pero yo seguía preguntándome si quizás ellos sabían a lo que se enfrentarían, pues no era seguro que ellos tuvieran muy claro que nosotros teníamos a más de cuarenta vampiros de nuestro lado, y por más de que ellos lograran reunir a muchos, yo dudaba que lograran superarnos en número, o por lo menos, no por mucho, y sería una pelea equitativa por lo que los datos arrojaban. Pero y si era cierto que ellos nos tenían vigilados, eso querría decir que no solo no tendríamos factor sorpresa, sino que además ellos encontrarían la forma de conseguir a mas de nuestra especie con súper poderes para acabar con nosotros, y si ellos nos tenían con el ojo encima, para nosotros, eso era el acabose.
-Bella, te gustaría trabajar un minuto conmigo, por favor? –dijo Cristina. Cristina era una vampiresa preciosa, como todas en general, además poseía un talento único y un carisma sin igual, ella no tenía una historia trágica como Emma o como Sophia, tampoco era una de esas personas que guardaban rencor en su corazón, a diferencia de la mayoría por no decir todos los vampiros que yo había conocido hasta ahora, ella era una mujer que fue muy feliz durante su vida humana, y lo único que le causaba algo de dolor era no saber cómo se había convertido, no recordaba nada, ella tenía recuerdos de su vida cotidiana cuando era una mujer normal, tenía un esposo, pero nunca tuvo hijos aunque jamás fue su gran sueño o algo por lo que ella se desvelara ya que siempre creyó que todavía no le había llegado su momento. Lo curioso era que aunque conservara todos sus recuerdos de la vida humana, no recordaba cómo había sido convertido o por quien. Nosotros llegamos a sospechar que quizás tuviera que ver con la familia de Nahuel, ya que fue encontrada en el Amazonas, pero nunca pudimos comprobar nada y el negó haberla visto siquiera. Sin embargo, ella ahora hacia parte del clan del Amazonas, pero de una forma extraña llego después que ellas, clamando que debía de resolver un asunto personal antes, y por pena ninguno se atrevió a preguntar a que se debía. Ella curiosamente iba tomando la forma del aquelarre amazónico y dedujimos con mi esposo que era por pura adaptación, de facciones largas e increíblemente delicadas y hermosas. Ella, con su voz dulce y su tono casual pero siempre tan tierno me pregunto si quería practicas con ella por un momento, y por supuesto al principio me tomo por sorpresa ya que yo estaba completamente sumergida en mis pensamientos, pero accedí gustosa, porque claro, quien podría negarse a la dulzura y carisma de aquella mujer?. Así que me pare del el regazo de Edward y me dispuse a sonreírle y después a tomar posición de pelea.
Ella no tuvo ningún reparo en soltar unas risillas, porque seguía dudando de si mi escudo funcionaria con ella, pero a mí me pareció divertido intentarlo ahora ya que no habíamos tenido oportunidad de probarlo antes. Ella más que un don , poseía algo que sería como un arma letal, era como si tuviera el reloj de tu cuerpo en sus manos y lo manejara a su antojo. Me explico. Ella podía hacerte parecer que todo empezaba a moverse más lento o más rápido, o simplemente detener todo, hacia algo con tu cerebro que no permitía que el avanzara a la velocidad normal, pero yo no estaba segura si conmigo funcionaria ya que era diferente trabajar con la mente, con el cerebro o con la mente. Me parecía algo muy curioso y útil. Ella y yo empezamos a caminar en círculos, no demasiado rápido, pero tampoco en un modo que pareciéramos corriendo, sin embargo ella empezó a subir el ritmo a la carrera, pero yo sin embargo tenía mis ojos muy firmes en su cara, note que hizo un gesto como de desaprobación o rabia y allí entendí que no podía hacer que su don trabajara sobre mí. Me sentí rara, pero muy complacida de que nunca aquel defecto que ahora todos llamaban don se hubiera arreglado por sí mismo en mi cabeza, y que hubiera sido tan visible desde mi forma humana y que además se hubiera incrementado con la ponzoña, para mí era un indicio de que en realidad yo había nacido para ser vampiro, creía en Dios más que nunca, ya que entendía que él me había puesto en el camino los seres más maravillosos que serian quienes me traerían a esta vida y me brindarían todo, y además porque yo a pesar de estar de este lado del la barrera ente los humanos y los seres sobrenaturales, entendí que siempre se tenía un alma y que era cuestión de cada persona conservarla y en qué estado, no importaba si eras licántropo, meta morfo, vampiro o quizás una bruja.
Yo solté unas risitas más fuertes que las previas de Cristina y me abalance sobre ella apenas tuve la oportunidad de derribar a mi oponente. Las dos caímos al piso y reímos. Ella sin embargo me dijo que se frustro pues su don siempre le había sido muy útil y Jazz le dijo que no debía concentrarse en el pues no sabíamos si alguno de los de la nueva guardia de los Volturis tendría un escudo parecido al mío, el se ofreció muy amablemente a ayudarla con las técnicas de pelea, pero antes sentencio que a pesar de eso había visto muchas técnicas bastante buenas en ella para la lucha y que eso le sorprendía. Cristina soltó algún chiste al respecto y todos reímos, ella era siempre tan carismática frente a cualquier adversidad y se tomaba la vida como viniera pero siempre de la mejor manera.
Hasta que un grito que me helo desde los huesos e hizo que se me pararan hasta los pelos, me dejo clavada en el piso sin saber qué hacer.
Mi hija gritaba desde la cabaña y yo seguía sin entender el porqué, al principio las rodillas me temblaron, cosa que para nosotros era casi imposible, y cuando logre reaccionar, corrí con todos los vampiros detrás mío hasta la cabaña de los lobos, aunque logre ver que Edward me llevaba algo de ventaja. Algo le sucedía a mi hija y yo no sabía, si Renesmee gritaba quería decir que algo estaba mal, muy mal. Yo solo rogaba a ese Dios que segundos antes yo había aclamado y mencionado entre pensamientos que todo estuviera bien, que todos se encontraran en perfecto estado y que no tuviera ese grito algo que ver con lo que yo me imaginaba.
En menos de medio segundo me encontré en aquella cabaña y necesitaba saber porque mi hija gritaba.